LA SEXUALIDAD EN LA ADOLECENCIA

LA SEXUALIDAD EN LA ADOLECENCIA

De las principales conductas de riesgo para el contagio de las ITS y el VIH/SIDA son la vida sexual coital, y el uso de drogas intravenosas en adolescentes y jóvenes -y en los no jóvenes también. Una y otra vez, de manera constante, los medios difunden las diferentes campañas de prevención manteniendo la alerta entre la población a nivel mundial.
De manera enfática, el análisis correspondiente se enfoca desde la perspectiva de una sexualidad irresponsable, como la causante en la incidencia de las ITS y el VIH/SIDA entre adolescentes y jóvenes. Por ello, es importante enseñar a los adolescentes y jóvenes, el correcto significado de la sexualidad. Que los padres tomen la responsabilidad de explicarles a los adolescentes los cambios que conlleva su desarrollo biológico; específicamente, los cambios que comienzan a surgir con respecto a su sexualidad. Hacerles ver que hacerse adulto es, entre otras cosas, un proceso mediante el cual los individuos dicen sí o no a la sexualidad y al amor, de acuerdo a sus convicciones íntimas.
Una de las finalidades de educación en cuanto al desarrollo de las relaciones personales es ayudar a crear una ética personal. Al tener un fundamento ético en su formación los adolescentes pueden entender que la sexualidad no es solamente el ejercicio de los actos sexuales, pero estos también, en sus aspectos positivos, pueden entrañar amor, diversión, identidad deseo de reproducirse, pero no tienen por qué ser todo a la vez. Si esta es la cuestión, entonces cabe sentido preguntarse: ¿cuál es entonces el valor de las prácticas sexuales?
La respuesta a esta pregunta implica algunas consideraciones pertinentes. A saber, el impulso sexual se desarrolló durante el proceso evolutivo como medio de asegurar la reproducción. Por lo tanto el deseo de reproducirse puede dar un significado especial a la sexualidad. Este punto de vista se acomoda más a la forma de ver la reproducción en las sociedades occidentales del pasado inmediato. Pero, actualmente la sexualidad ha alcanzado su propio significado, independientemente del deseo de reproducirse1.
La actual perspectiva de la sexualidad (vida sexual coital y no coital) es más bien egoísta y carente de valor (en cuanto a lo que vale y en cuanto a lo moral), no un fin en sí misma - desde el punto de vista constructivista en una relación de pareja - sino un medio para obtener el personal beneficio del placer (hedonismo) reflejado en la propia experiencia (egoísmo) de una satisfacción sexual pasajera.
El verdadero significado de la sexualidad se fundamenta, por tanto, en una educación sexual que se basa en argumentos científicos, que expliquen el desarrollo y cambios biológicos de la naturaleza humana en adolescentes y jóvenes. Así como, el desarrollo de la propia personalidad que se fundamenta en una moral bien encauzada. Sobre todo esto último, como lo explica Leandro Romero en su documento < Sexualidad y Educacion sexual irresponsable >:
" Desde la perspectiva de la promoción del bienestar sexual será mucho más importante educar aprender a amar, para aprender actitudes, valores y habilidades para la maternidad responsable y eficaz, para ser padre y madre como consecuencia de una opción consciente, para ser padres y madres de mayor calidad, para aprender a ser mejores hombres y mujeres, para aprender a ser mejores parejas, para ser seres felices y realizados a partir de la sexualidad, el afecto, el amor y el erotismo" 2.
La educación sexual
Primeramente consideremos una definición, entre otras, acerca de Educación Sexual:
La Educación Sexual es la parte de la educación general que incorpora los conocimientos vio-psico-sociales de la sexualidad, como parte de la formación integral del educando. Su objetivo básico es lograr la identificación e integración sexual del individuo y capacitarlo para que se cree sus propios valores y actitudes que le permitan realizarse y vivir su sexualidad de una manera sana y positiva, consciente y responsable dentro de su cultura, su época y su sociedad 3.
Tomando como base la anterior definición, es lamentable darnos cuenta que el significado de la sexualidad se ha tergiversado, en mayor parte, por una ‘educación’ sexual basada en experimentos científicos y fraudulentos, como dicen Chaviano-Llaguno-Castañeda en su documento < El Fraude de Kinsey y sus consecuencias para la sociedad >:
"… lo que ha servido como base para los programas de "educación" sexual en las escuelas públicas, tuvo sus raíces en experimentos científicos fraudulentos y depravados, y en actividades inmorales y hasta crueles por parte de los investigadores.
Les sorprenderá saber que el primero de estos "investigadores" fue Alfred C. Kinsey, seguido por sus colaboradores y colegas, Wardell B. Pomeroy, Clyde E. Martin y Paul Gebhard. Sin lugar a dudas, sus investigaciones y estudios moldearon las actitudes y creencias en lo que concierne a la sexualidad humana, y pasaron a formar parte de los actuales programas de "educación" sexual, no sólo en los países "desarrollados", sino también en los del tercer mundo4."
Ante tal realidad no nos queda más que asumir, cada uno de nosotros (individuos, familia, instituciones, estado, sociedad), la tarea que nos corresponde en nuestra responsabilidad en la educación sexual.
La responsabilidad primaria en la educación –en los aspectos básicos- para la formación de los individuos que han de llegar a ser los adultos del mañana, es la familia. Es necesario abiertamente conversar sobre temas, que quizás todavía sean tabú. Así como, obtener información actualizada, con fundamento y que pueda ilustrar con realidad la problemática cuando se vive una sexualidad irresponsable5.
Las escuelas e instituciones de salud, en base a los lineamientos gubernamentales (estado), deben dar seguimiento en la formación de de valores familiares, de conducta identidad individual entre los adolescentes y jóvenes. Por último y de igual importancia, también la sociedad en general debe fomentar una cultura centrada en la promoción de valores y actitudes para una sexualidad responsable, realizarte y constructiva.
La ética es la parte de la filosofía que se dedica a la reflexión sobre la moral. Al ser de esa manera le ayuda al individuo a investigar el por qué de sus actos, llegando así a dar razón de la moral. La ética, la Filosofía moral, nos ayuda a conocernos a nosotros mismos en relación a los actos que hacemos o dejamos de hacer; la expresión de la moral en sí misma. La ética es ese saber que pretende orientar las acciones de los seres humanos11.
Es interesante señalar que el hombre por su capacidad racional no puede evitar el pensar. En su libro Un Enfoque Cristiano a la Filosofía, Warren C. Young (1986) hace esta reflexión y comienza citando a Aristóteles cuando dijo: "Queramos o no filosofar, tenemos que filosofar"12. Así, el hecho de pensar ubica al hombre como un ser muy especial en la creación. Su capacidad intelectual, por tanto, le permite llegar a encontrar las soluciones a los problemas que se le presenten en la vida diaria. Lo cual lo hace responsable de sus actos.
La conversión hacia una alta moral implantada en la esencia misma del ser –ya sea por un fundamento ético y/o valores morales bien inculcados, o el apego a la ética según los preceptos divinos (ética cristiana)-ha de señalar la solución a la problemática del individuo; quien con sus propias debilidades y fortalezas, es y será el actor principal de una sociedad propositiva, inteligente, y constructiva. Es el hombre, y la mujer, que ha de actuar teniendo como base los valores morales y cuya meta final es alcanzar el bienestar, la felicidad, y el éxito en todo lo que se propone así para el progreso de la colectividad, tanto como de sí mismo - recordando que la esfera completa de su ser no solo es física y emocional, sino también espiritual.

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