Cuanto mas escuchaba a Julian mas me daba cuenta de que mi alma se habia hido oxidando. Notando mi facinacion por su odicea y mi ancia de aprender el metodo de la vida que le abian enseñado los sabios.
Ancioso por ampliar sus conocimientos sobre los mecanismos de la mente, el cuerpo y el alma, Julian paso literalmente todos sus momentos de vijilia bajo la tutela del yogui Raman. No habia duda de que aquel hombre habia acumulado la sabiduria de muchas vidas y aun mejor estaba dispuesto a compartirla con Julian.
Las seciones empezaban antes del alba. El yogui Raman se sentaba con su entusiasmado alumno y llenaba su maete de ideas sobre el significado de la vida y de tecnicas poco conocidas para vivir con mayor vitalidad, creatividad y satisfaccion.
A medida que las semanas se conbertian en meses, termino siendo conciente del gran tesoro que dormia dentro de su mente. Abeses el maestro y el alumno se quedaban sentados viendo surgir el sol sobre las verdes prados.
La vitalidad ficica y la fortaleza espiritual fueron los siguientes cambios en su actitud. Su cuerpo obeso se volvio recio y delgado, se sentia realmente capaz de cualquier equipos y de abrir el potencial.
De pronto, Julian parecio intranquilo. Pense en lo que seria recuperar las ganas de vivir, queria sentirme mas vivo. Talvez abandonaria mi profecion.
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