Entonces Julian siguió explicando la fabula que le había contado el yogui Raman, ahora tocaba el turno a explicarle a John lo que significaba el cable rosa que cubría las partes pudendas del luchador de sumo; y este significa el poder de la voluntad y la disciplina al momento en que tu quieres iniciar el camino hacia el esclarecimiento.
Para esto Julian le explico que un cable consiste en muchos y diminutos alambres puestos uno encima de otro. Cada alambre por sí solo es fino y frágil. Pero todos juntos suman mucho más que sus partes, de forma que el cable es más fuerte que el hierro. Algo similar ocurre con el autocontrol y la fuerza de voluntad. Para tener una voluntad de hierro es esencial ofrecer pequeños tributos a la virtud de la disciplina personal.
Convertidos en algo rutinario, estos actos van aglutinándose hasta producir finalmente una gran fuerza interior. Hay un viejo proverbio africano que lo expresa mejor: «Varias telarañas unidas pueden atrapar a un león.» Si liberas tu fuerza de voluntad te conviertes en dueño de tu mundo personal. Cuando practiques continuamente el viejo arte del autodominio, no habrá obstáculo ni crisis que no puedas superar.
La autodisciplina te proporcionará las reservas mentales requeridas para perseverar cuando la vida te ponga a prueba. Y que era muy importante la voluntad ya que la abundancia de esta, trae consigo la vida maravillosa que John estaba buscando.
Des pues Julian le explico lo que significaba un medallón que traía, dijo que se lo habían regalado los sabios la última noche que había estado ahí, y que en el estaba grabada una frase muy importante para el:
Mediante el acero de la disciplina, forjarás un carácter colmado de coraje y de paz. Mediante la virtud de la voluntad, estás destinado a alcanzar el más alto ideal de la vida y a vivir en una mansión celestial llena de cosas buenas, de vitalidad y alegría. Sin ello, estás perdido como un marino sin brújula, ese marino que al final se hunde con su barco.
Des pues Julian le explico lo que significaba un medallón que traía, dijo que se lo habían regalado los sabios la última noche que había estado ahí, y que en el estaba grabada una frase muy importante para el:
Mediante el acero de la disciplina, forjarás un carácter colmado de coraje y de paz. Mediante la virtud de la voluntad, estás destinado a alcanzar el más alto ideal de la vida y a vivir en una mansión celestial llena de cosas buenas, de vitalidad y alegría. Sin ello, estás perdido como un marino sin brújula, ese marino que al final se hunde con su barco.
Y le dijo que el autocontrol es como practicar ejercicio ya que este requiere disciplina, adiestramiento y preparación, lo cual lo iba a llevar a que pudiera tener un control muy bueno sobre su mente.
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